Con un largo aplauso y una parte del Congreso de los Diputados visiblemente emocionado, España se convirtió en el séptimo país en el mundo en tener una legislación de eutanasia o “muerte digna”, que permite a los enfermos terminales o crónicos a tener una asistencia sanitaria hasta el final de sus días.

Se trata de una normativa que responde un largo y profundo reclamo de una parte de la sociedad, que lleva al menos tres décadas en el debate público y a la que siempre, hasta la fecha, se han opuesto los sectores más reaccionarios del país.

De hecho el mismo día de su aprobación tanto los obispos católicos expresaron su rechazo e hicieron un llamamiento a la “objeción de conciencia” del personal sanitario y el partido de extrema derecha Vox anunció que si llega al poder una de las primeras medidas que adoptará será su derogación.

Tres meses después de que el anteproyecto de ley se debatió y se aprobó en el Congreso de los Diputados, finalmente la nueva legislación de eutanasia salvó su último paso parlamentario antes de que sea una realidad, que previsiblemente será a partir de este verano, cuando ya sea publicado en el Boletín Oficial del Estad (BOE) y se adopte la normativa en las 17 comunidades autónomas.

La ley sufrió algunas enmiendas en su paso por el Senado, que ahora también se aprobaron en el Parlamento y que se saldó con una votación histórica de 202 votos a favor, 141 en contra y dos abstenciones.

Todos los partidos políticos apoyaron la moción, salvo las tres formaciones más alineadas a la derecha y con raigambre en el catolicismo más conservador: el Partido Popular (PP), Vox y Unión del Pueblo Navarro (UPN).Con esta histórica votación, España se convierte en uno de los siete países en el mundo que tienen una normativa que regula la llamada “muerte digna”, junto a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Nueva Zelanda y Colombia.

El debate de la eutanasia en España irrumpió con fuerza hace algo más de 23 años, cuando un tetrapléjico gallego llamado Ramón Sampedro hizo pública su vida y su decisión irreversible de ayudarse él mismo a acabar con su vida ante los obstáculos que tenía por parte de la sanidad para respetar su decisión de morir dignamente ante el infierno en el que se había convertido su vida.

Información de La Jornada