El tribunal de derechos humanos de la Columbia Británica (al oeste de Canadá) ha tenido en las últimas semanas varias audiencias con Jessica Yaniv, una mujer transgénero y con varias esteticistas que ofrecen servicios de depilación. La razón es que Yaniv ha denunciado que fue víctima de un acto discriminatorio por parte de estas personas, ya que argumenta que se negaron a darle una cita para eliminarle el vello púbico cuando supieron que tenía genitales masculinos. “Alega que es discriminación en base a su identidad y expresión de género, al violar la sección 8 del Código de Derechos Humanos”, aparece en el escrito del tribunal.

A mediados del año pasado, Yaniv presentó quejas contra 13 proveedores (salones de depilación y trabajadoras autónomas), aunque retiró seis con el paso de los meses. Las siete restantes se están analizando en un solo proceso. En una decisión del 30 de mayo, Devyn Cousineau, mediadora en este tribunal, autorizó el inicio de las audiencias. Cousineau señaló su preocupación por el acceso de las mujeres transgénero a una serie de servicios, incluso si se trata de uno muy íntimo. “JY [como aparecía citada Jessica Yaniv entonces] tiene una queja genuina sobre la discriminación generalizada en contra de las mujeres transgénero, y esta es una de las razones por las cuales este tribunal existe”, asegura el escrito judicial. Cousineau optó en un principio por no publicar el nombre de Jessica Yaniv para resguardarla, sin embargo, levantó el veto porque Yaniv, conocida activista en redes sociales, utilizó su cuenta de Twitter para criticar a algunos de los denunciados.

Yaniv contactó a principios de 2018 con salones y personas que ofrecen este servicio. Lo hizo a través de Facebook, preguntando por depilaciones en diversas partes del cuerpo, incluido el denominado “depilado brasileño” para eliminar el vello púbico. La mujer asegura que se opusieron a darle una cita cuando supieron que era transgénero. Yaniv solicita una compensación económica de 25.000 dólares canadienses (unos 17.000 euros) de un centro estético y 7.500 (5.100 euros) de una trabajadora autónoma. También pide que el tribunal de derechos humanos de la Columbia Británica establezca que la negativa a brindar servicios de depilación es una acción discriminatoria. “Tenemos realmente un problema cuando comienzas a discriminar ciertos servicios y ciertas clases protegidas”, afirmó Yaniv a los periodistas el 26 de julio, a la salida de una de las audiencias.

Algunas personas acusadas por Yaniv se han defendido al asegurar que no cuentan con la formación para depilar zonas íntimas masculinas o que no se sienten cómodas en hacerlo por motivos personales o religiosos. “No creemos que sea un derecho humano obligar a una mujer a depilar genitales masculinos”, ha asegurado en el juicio John Carpay, presidente del Centro de Justicia por las Libertades Constitucionales y abogado de tres de las esteticistas. En un comunicado, esta institución con sede en Calgary, ha compartido algunos de los testimonios. Uno de ellos, Sandeep Banipal, aseguró que profesa la religión sij y que sus creencias le impiden ofrecer servicios de depilación en genitales masculinos. Marcia Carnauba, otra de las denunciadas, aseguró que no depila partes íntimas masculinas por incomodidad, además de que no cuenta con la formación necesaria para hacerlo. Incluso un experto ha declarado en el tribunal para corroborar los argumentos de Carnauba, subrayando que hay salones especializados donde se depilan zonas genitales masculinas, ya que la técnica empleada es distinta. Se espera que el tribunal emita su veredicto en tres meses.

Las reacciones a este caso no se han hecho esperar en el país norteamericano. Algunos usuarios de las redes sociales se preguntan si se trata de una ocasión para reflexionar sobre la negativa de recibir un servicio en base a la identidad de género. No obstante, la respuesta de los colectivos LGTBQI ha sido tímida. Y en ello es probable que tengan que ver los mensajes en Twitter escritos por Jessica Yaniv desde hace tiempo, donde ha dado muestras de racismo, principalmente hacia los inmigrantes (cabe destacar que la mayoría de las mujeres que le denegaron el servicio son extranjeras). También han aparecido en la prensa conversaciones en Facebook, supuestamente de Yaniv, en las que se ha comportado de forma inapropiada con menores de edad.

Otros han lamentado que el tribunal haya abierto la puerta al caso debido a que existen centros que realizan depilaciones en zonas genitales masculinas, y considerando igualmente que Yaniv había retirado otras quejas, que es conocida su sed de protagonismo y dados los comentarios que ha hecho en redes sociales. Dentro de todo este coro de opiniones, Susana Quail, abogada especializada en derechos humanos, ha asegurado a Global News que “este caso es realmente atípico. Las situaciones en las que las personas trans están haciendo valer sus derechos están relacionadas con el empleo y la vivienda, la violencia familiar, los servicios en las escuelas”

 

 

 

 

 

Fuente: El pais.