La cuenta atrás ha comenzado. Con 56 semanas hasta la inauguración, los edificios que harán realidad la primera Exposición Mundial de Oriente Próximo y Asia Occidental, empiezan a tomar forma. Dubái, la ciudad organizadora, apuesta por el evento para consolidar su posición de conector logístico y hacer frente a la amenaza de recesión. El resto del mundo quiere estar presente en ese escaparate que aspira a atraer a 25 millones de visitantes. Armados de sendas palas, representantes de España y de Emiratos Árabes Unidos (EAU) han hecho este miércoles el gesto simbólico de mover un montoncito de arena en el baldío sobre el que va a levantarse el pabellón español.

El termómetro marca 35 ºC, pero la sensación térmica es de 42 ºC. Aunque las temperaturas se suavizan a partir de octubre, cuando el año que viene está previsto que se inaugure la Expo 2020, el clima es una de las principales consideraciones del proyecto. De ahí que el ganador del concurso, el estudio Temperaturas Extremas, haya concebido una gran plaza cubierta por varios conos con un sistema de ventiladores que permitan lograr un ambiente agradable sin tener que recurrir al aire acondicionado convencional.

“Se trata de consumir menos”, explica Nicolás Maruri, el arquitecto responsable del diseño. Por eso también han recurrido a enterrar la sala de la exposición, cuya refrigeración exige más energía. Aunque habrá algunas placas solares (para promocionar la industria española del sector), lo que se busca promover es la reducción del consumo, algo que enlaza con el objetivo de sostenibilidad en torno al que se ha convocado la Expo de Dubái.

Sostenibilidad, aire acondicionado natural y flamenco: así será el pabellón español en Dubái 2020

A muchos les resultará chocante ese empeño en una región del mundo caracterizada por el consumismo y el despilfarro de energía. Pero es también una de las más vulnerables al cambio climático y, tal vez por ello, el repentino entusiasmo con el que ha abrazado la idea de un desarrollo que no comprometa las necesidades de las futuras generaciones. El Pabellón de España se hace eco de ese debate con su estructura ligera, revestida de textiles y reciclable, en contraposición a los rascacielos de acero y cristal que son la imagen de marca de Dubái.

Los conos recuerdan a las torres de viento (barjeel), típicas de Emiratos y otros países ribereños del golfo Pérsico. La función de esas torres era, de hecho, atrapar el viento; aprovechar el aire que, a cierta altura, siempre es más fresco que a ras de suelo y reconducirlo dentro de las casas creando corrientes. Bajo el lema, Inteligencia para la vida, el Pabellón de España, cuyo diseño la prensa local ha calificado como “uno de los más bonitos” de la Expo, intenta atrapar a los visitantes para mostrarles una nación moderna y sostenible.

“El reto es cómo presentar a nuestro país ante otros”, resume Carmen Bueno, la directora del proyecto. “Hay numerosas empresas españolas trabajando en sostenibilidad en la región, sean plantas solares, de tratamiento de aguas o infraestructuras de transporte público. Pero además queremos reflejar la riqueza cultural española y hacerlo todo en un recorrido que no supere los 20-25 minutos”, explica esta experta que lleva trabajando en Exposiciones desde la de Sevilla de 1992.

El comisario adjunto del Pabellón, Eduardo Fernández Palomares, apunta que es importante el público al que está dirigido. “Las previsiones de los organizadores son que el 80% de los visitantes vengan de la India, China, Rusia y el Golfo; es una oportunidad única para contar nuestra historia, nuestra calidad de vida, y también mostrar España como país sostenible”, subraya.

“La Expo es un escaparate mundial irrepetible”, señala por su parte Albert Jové, vicepresidente del Consejo Empresarial Español en EAU. “Un 60% del centenar de socios con que contamos son pequeñas y medianas empresas (de material de construcción, placas solares, etcétera) y la Expo puede abrir la puerta a trabajar con el Gobierno de Dubái”, asegura. Hasta ahora, solo Acciona Producciones y Diseño ha conseguido un contrato para uno de los pabellones institucionales.

En el breve discurso inaugural, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Fernando Martín Valenzuela, mencionó la amistad con Emiratos y el resto del mundo árabe. “Estamos seguros de que nuestra participación no les defraudará”, dijo antes de coger la pala junto al director ejecutivo de la Expo, Najeeb al Ali. De momento, la bailarina de flamenco que puso el broche a la ceremonia recibió un sonoro aplauso.