Era un día como cualquier otro. Shawn Fanning, programador, accede al chat IRC “w00w00” para charlar con “Man0War”, “Mars” y “Nocarrier”, sus amigos online a los que jamás había visto en persona. No solo quería hablar, sino que buscaba ideas para una comunidad online, una comunidad que se expandiría por Internet como la pólvora y que pondría en jaque a toda una industria. Fue una conversación interesante y que llevo a intensas jornadas de trabajo, pero seis meses más tarde el producto final vio la luz. Junio de 1999: Fanning sube la primera versión de Napster a Internet.

20 años han pasado desde que Napster viera la luz y crease la primera gran red P2P de intercambio de archivos. En un momento en el que enviar archivos podía tomar varios minutos, si no horas, Fanning había creado un servicio que lo hacía fácil, sencillo, accesible y, sobre todo, rápido gracias al formato MP3. 80 millones de usuarios llegaron a compartir sus archivos con otros a cambio de que estos hiciesen lo mismo. Hoy conocemos su historia.

Corría un verano de 1999 en Virginia, Estados Unidos…

Napster
Interfaz de Napster.

Tras cuatro años de amistad online, Sean Parker (“man0war”) y Shawn Fanning (“napster”) se reunieron por primera vez para darle forma a Napster. “¿Estás diciendo que la gente va a descargar un cliente, ponerlo en sus ordenadores y permitir que se compartan cosas de su disco duro? Nadie lo va a permitir”, comenta Ali Aydar (“mars”) en el documental ‘Downloaded’. La idea era absurda, ¿quién iba a compartir sus MP3 con otras personas? Pues muchas.

Por aquellos entonces Internet estaba explotando y muchos jóvenes empezaron a dar sus primeros pasos en la red. Eso de la “piratería” y las “copias ilegales” no era un vox pópuli como lo es hoy, sino que descargar música de Napster se veía como algo similar a compartir. Después de todo, Napster era una red P2P, y las redes P2P son complicadas a nivel legislativo.

Pero siendo fieles a la realidad, lo cierto es que Napster no nació como una red P2P al uso como Bittorrent, sino que contaba con un servidor central que indexaba usuarios y archivos compartidos. Una especie de cruce de caminos para conectar a los pares, puesto que las transferencias sí se hacían de ordenador a ordenador.

Los archivos de música se hacían más y más populares porque los ordenadores permitían reproducirla. Ahí tenemos a Winamp, uno de los grandes reproductores que salió, precisamente, en 1997 (y que parece que volverá totalmente renovado dentro de poco). Y con las herramientas disponibles, el siguiente paso era encontrar un software para conseguir los archivos. Napster, simplemente, lo hizo fácil.

Shawn FanningShawn Fanning (“napster”)

Fanning cuenta en una entrevista (puedes verla en el documental ‘Downloaded’) que se dio cuenta de que había un problema cuando su compañero de habitación en la universidad no dejaba de quejarse de que la tecnología para descargar música era inestable. “Había un problema que podría ser resuelto y yo di con la solución”, reflexiona Fanning, que cuenta también que dejó la universidad para volcarse en el proyecto.

Los que querían escuchar una canción de un álbum tenían dos opciones: comprar el álbum entero (y escuchar solo una canción) o pedírselo prestado a alguien. ¿No sería más sencillo descargar una canción y ya? Dar esa opción fue una de las piedras angulares de Napster, una opción que más tarde veríamos replicada en grandes tiendas de música como iTunes.

“Napster” nunca mostró el código de su aplicación a nadie, a pesar de que solicitaba ayuda online para pulirlo

La primera versión no funcionó, directamente. Detrás de Napster estaban “napster” (nombre en clave de Shawn Fanning) y algunas personas online que le echaban una mano con el código sin verlo. Fanning no mostró el código de la app a nadie, lo que supuso un reto para la comunidad que lo ayudaba. Entre ellos estaban “nocarrier” (Jordan Ritter), que más tarde se acabaría convirtiendo en el Chief Server Architect de Napster. “Supuso un reto”, afirmaba.

Y se arregló. Napster se subió a la web y fue todo un éxito. Tenía un chat, una lista de temas populares… Era más una comunidad online que una plataforma para descargar música, algo que tiene sentido si tenemos en cuenta que Fanning y Parker se conocieron a través de una comunidad IRC y estaban influenciados por su funcionamiento. Hasta tenía canales temáticos ordenados por tipos de música. Como un foro.

Fue un boom. De repente, cualquier persona podía encender su ordenador y acceder a cualquier canción de cualquier artista de cualquier año de cualquier tipo, y gratis. El primer cliente fue para Windows, pero más tarde (en el año 2000) Black Hole Media hizo un fork para Mac llamado, en un alarde de originalidad, Macster. Napster lo compró y lo hizo propio como “Napster for the Mac”.

Todo estaba en Napster, y cuando digo todo me refiero a todo. Porque todo empieza a ponerse complicado cuando ‘I Disappear’, una canción de Metallica que todavía no se había lanzado (ni acabado), aparece en Napster y llama la atención de la RIAA (Recording Industry Association of America). Como afirmaba John Perry Barlow, co -fundador de la Electronic Frontier Foundation, “los grandes momentos en la historia de la humanidad tienen siempre una oposición que es exactamente proporcional a su grandeza”.

Empiezan los problemas para Napster

El descubrimiento de ‘I Disappear’ no fue un grupo de jóvenes estadounidenses reproduciendo la canción en su PC, sino que varias emisoras de radio la emitieron antes de tiempo. Evidentemente, a Metallica no le hizo mucha gracia darse cuenta de que ‘I Disappear’ (que se iba a lanzar como banda sonora de ‘Misión Imposible II’) y toda su discografía estaba disponible en Napster. Y así, un 11 de julio del año 2000, el batería Lars Ulrich acusa a Napster de infracción de copyright ante la Corte de Distrito para el Distrito Norte de California.

‘I Disappear’ no ha sido la única canción filtrada en Napster. También apareció antes de tiempo un single de Madonna

Metallica pidió 10 millones de dólares en daños, 100.000 dólares por canción descargada. Contrataron a una consultora (NetPD) para rastrear Napster y hacer una lista de usuarios que compartían sus canciones cuyo resultado fue de 333.435 usuarios en una lista de 60.000 páginas. La lista fue entregada en las oficinas de Napster y Metallica pidió que se excluyese a todos esos usuarios de la plataforma y que se retirasen sus canciones del servicio.

Curiosamente, la demanda afectó también a varias universidades como Yale o Indiana, puesto que sus redes permitían a los estudiantes descargar música desde Napster. “Es repugnante saber que nuestro arte se comercializa como una mercancía en lugar del arte que es”, decía Ulrich en un comunicado. A esta batalla legal se sumaría también Dr.Dre, el famoso rapero y productor musical. Todos conocemos su clásico “Fuck Napster”. También lo harían varias discográficas como A&M Records.

El caso se dilataría durante todo el año 2000. La RIAA, Metallica y demás discográficas decían que Napster era sinónimo de piratería, pero Napster se defendía diciendo que solo era un proveedor de servicios de Internet. En julio de 2000, la jueza Patel emitió una orden judicial preliminar pidiendo que se borre toda la música con derechos de autor de la plataforma y pidiendo su cierre, pero Napster dijo que es técnicamente imposible porque es una red P2P. No puedes borrar la música de los ordenadores ajenos.

Pero la jueza insitió en cerrar Napster. Cual milagro, y horas antes de que el cierre se hiciese efectivo, el Noveno Tribunal de Apelaciones del Circuito de los Estados Unidos emitió una suspensión de la orden preliminar hasta que se pudiera escuchar una apelación completa. En dichas apelaciones participarían algunas personalidades como el ya mencionado Lars Ulrich, Michael Roberton, presidente de MP3.com y Hank Barry, CEO de Napster por aquel entonces.

En su máximo esplenador, Napster llegó a tener 80 millones de usuarios mensuales

Los abogados de Napster esgrimieron que estaban protegidos por la Home Recording Act de 1992, que básicamente permitía la reproducción de archivos para uso personal. Pero la RIAA, en septiembre del año 2000, dijo que no, que no se adhería a las definiciones publicadas en la ley. Por aquellos entonces, Napster tenía un patrimonio por valor de entre 60 y 80 millones de dólares y 80 millones de usuarios mensuales que hacían 2.000 millones de transferencias al mes (25 canciones por usuario).

Llamó la atención de Thomas Middelhoff, miembro del consejo de administración de Bertelsmann allá por la década de los 2000, que quiso comprar Napster por 94 millones de dólares. La alianza se anunció en octubre del 2000 y la idea era desarrollar un sistema basado en una membresía (¿huele a una versión primitiva de Spotify por aquí?) a cambio de retirar las demandas. No saldrá bien.