Uno de los peores ataques terroristas de los últimos años en Malí se ha saldado, de momento, con 40 muertos (25 militares y 15 yihadistas) y unos 60 soldados desaparecidos. La ofensiva comenzó este lunes cuando los radicales atacaron, de manera coordinada, los cuarteles militares de Boulkessy y Mondoro, cerca de la frontera con Burkina Faso. Tras intensos combates, el Ejército logró recuperar el control de ambas bases militares, según informa el Gobierno en un comunicado, pero el balance de pérdidas humanas y materiales es muy elevado. La operación de búsqueda de los asaltantes está en curso.

Ningún grupo ha asumido la autoría del ataque, pero las sospechas recaen sobre el grupo terrorista burkinés Ansarul Islam, dirigido por Jafar Dicko, que siembra el terror desde hace cuatro años en el norte del país y lleva a cabo continuas infiltraciones en suelo maliense en coordinación con la katiba (brigada) liderada por Amadou Kouffa, cuyo feudo principal se encuentra en la región de Mopti. Además, el cuartel de Boulkessy, uno de los dos que sufrieron este ataque, es también sede de un batallón del G5 del Sahel, unidad militar compuesta por efectivos de cinco países de la región, Malí, Burkina Faso, Chad, Níger y Mauritania.

Los combates han durado 48 horas y continúan con “una operación de envergadura”, según ha informado el Ejecutivo maliense. En ellos han participado los ejércitos de Malí y Burkina, el citado G5 y la fuerza francesa Barkhane y han incluido ataques aéreos. Los soldados desaparecidos podrían haber sido secuestrados por los terroristas, por lo que ahora la prioridad es alcanzarlos en su huida. Se trata del peor ataque sufrido por las Fuerzas Armadas malienses en los últimos años.

Hace apenas una semana, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, señalaba durante una reunión celebrada en Nueva York para abordar la violencia en el Sahel, que la comunidad internacional “está perdiendo terreno frente a la violencia y el terrorismo”. El pasado mes de septiembre, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) hacía un llamamiento al mundo para obtener más recursos en este combate. El conflicto que estalló en Malí en 2012, cuando los yihadistas ocuparon todo el norte, ha ido ganando amplitud y hoy afecta al menos a cinco regiones del país y se ha extendido a Níger y Burkina Faso.