Si hay un componente fundamental en nuestro móvil, algo sin lo que no funcionaría, algo que no puede faltar en cualquier dispositivo, es la batería. Cuando hablamos de móviles (y casi de cualquier gadget en general) hablamos de baterías de ion-litio, una tecnología que empezamos a ver a principios de los 70 y que hoy ha sido reconocida como uno de los inventos más grandes de la historia con un Premio Nobel de Química.

Así lo ha hecho saber la comisión a cargo del premio, que ha reconocido el trabajo de John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino por el “desarrollo de las baterías de iones de litio”. Y no es para menos, porque es difícil imaginarse un mundo como el actual sin este tipo de baterías, que no solo encontramos en un Samsung o un Xiaomi, sino también en coches eléctricos o auriculares.

Un breve repaso a la historia

NobleEn la imagen, los tres premiados con un Nobel por el desarrollo de las baterías de ion-litio.

Fue Stanley Whittingham, un químico inglés que actualmente trabaja en la Universidad de Binghamton, el que sentó las bases de las baterías de ion-litio allá por los años 70 usando sulfuro de titanio y metal de litio en los electrodos del dispositivo.

Años más tarde, John Goodenough, físico y profesor en la Universidad de Texas, consiguió duplicar la potencia del prototipo de Whittingham. Ya en la década de los 80, Akira Yoshino, un químico japonés que ejerce de profesor en la Universidad Meijo, tuvo la idea de insertar iones de litio como un electrodo, puliendo así la batería que actualmente usamos en nuestros móviles.

No será hasta 1991 cuando veamos la primera batería de ion-litio comercial de la mano de Sony, que utilizó el óxido de cobalto (LiCoO2). Mucho ha llovido desde entonces, tanto que se empieza a vislumbrar algunas alternativas (porque el litio es una tierra rara y, por lo tanto, poco abundante), como las baterías basadas en celdas de estado sólido con electrolitos de cristal, hechas de magnesio o de nanosilicio.

¿Por qué el ion-litio?

Bateria

Usar el ion-litio no es baladí, sino que tienes sus motivos. El ion-litio tiene una densidad de energía elevada, lo que significa que puede almacenar mucha carga sin necesidad que el dispositivo sea pesado o voluminoso. De la misma forma, destaca por su capacidad de descarga, su baja tasa de autodescarga y por tener poco efecto memoria.

Las baterías de ion-litio no tienen efecto memoria y poseen una densidad de energía muy elevada

Por contra, sus ciclos de vida son “reducidos”, unos 1.000 ciclos aproximadamente y, dada su fabricación, al estar hechas con materiales inflamables, pueden explotar si hay algún problema de sobrecalentamiento. Eso no quiere decir que lleves una bomba en el bolsillo, nada más lejos de la realidad, ya que las baterías tienen una serie de circuitos que evitan estos problemas.

Sea como fuere, y mientras esperamos a que lleguen las baterías del futuro, lo mejor que podemos hacer es cuidar bien de la batería de nuestro móvil. ¿Cómo? Manteniendo la carga entre el 20% y el 80% y no exponiéndola a temperaturas ni demasiado altas ni demasiado bajas.

Fuente:Xataka