Los negociadores del Reino Unido llegaron a un acuerdo con funcionarios en Bruselas este jueves que, a falta de ratificación parlamentaria por ambas partes, podría allanar el camino para que finalmente rompa 46 años de lazos con la Unión Europea.

“¡Lo tenemos! Es un acuerdo justo y equilibrado para la UE y Gran Bretaña y es una prueba de nuestro compromiso para encontrar soluciones”, tuiteó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El acuerdo de retirada se completó justo a tiempo para que los líderes de la UE lo evalúen cuando se reúnan para conversaciones durante la cumbre en la capital belga más tarde este jueves. Posteriormente, el acuerdo deberá obtener el respaldo del Parlamento del Reino Unido el sábado.

Ese es el obstáculo final, y peligroso, para que el primer ministro, Boris Johnson, pueda completar su ambición de sacar al Reino Unido de la UE. Queda pendiente la posibilidad de un veto del Partido Unionista Democrático (DUP), el grupo de Irlanda del Norte, cuyo apoyo necesita para aprobar el acuerdo.

Si lo logra, Johnson pondrá punto final a tres años de convulsión política desde que el Reino Unido votó a favor de abandonar el mayor bloque comercial del mundo. Esa trayectoria ha tensado su relación con aliados históricos, agrió el debate político nacional y puso a prueba la paciencia de los votantes.

“Este es un acuerdo que nos permite completar el Brexit y salir de la UE en dos semanas”, tuiteó Johnson.

Los negociadores en Bruselas y Londres han pasado esta semana del optimismo a la consternación y vuelta a lo mismo, y la libra ha reaccionado a cada paso. Ahora, por fin, todas esas predicciones sobre los costes o beneficios del Brexit pueden ponerse a prueba.

Como mínimo, las empresas y los viajeros se librarán del inevitable trastorno que habría provocado que el Reino Unido se retirara del bloque sin un acuerdo. Para ambas partes, el acuerdo es una oportunidad de avanzar en sus agendas políticas y comenzar a centrarse en su futura relación comercial.

Pero primero está la tarea de asegurar el respaldo de la Cámara de los Comunes, donde Johnson no tiene mayoría y ha perdido una serie de votaciones cruciales desde que asumió su cargo en julio.

El hombre que se convirtió en la cara del Brexit durante la campaña del referéndum de 2016 debe convencer al DUP de que no los está vendiendo y también convencer a los verdaderos creyentes del Brexit de que se trata de una separación real, en lugar de una medida simbólica.

No queda claro, incluso a estas alturas, cuánto respaldo tiene de la líder del partido norirlandés, Arlene Foster. Pero Johnson ha estado consultando de cerca con el DUP y la imagen emergente sugiere que, uno por uno, se están abordando los problemas que preocupan a Foster.

Ciertamente, parece que los partidarios acérrimos del Brexit que ayudaron a destronar a May están permitiendo que Johnson logre su acuerdo.

“Parece que el acuerdo podría ser tolerable”, dijo Steve Baker, quien lidera esa facción en el Parlamento.

Juncker declaró que el acuerdo significa que ya no hay necesidad de más prórrogas y que Gran Bretaña puede abandonar el bloque el 31 de octubre.

“No hay necesidad de ningún tipo” de postergación, dijo Juncker.

Añadió que se siente “feliz por el acuerdo, pero triste por el Brexit”.

Fuente: El financiero.