Bárbara Silva asegura haber ido al futuro. Sucedió en 2009 cuando tenía alrededor de 26 años. Se encontraba en Chile, de donde es originaria, cuando decidió tomar un vuelo hacia el país con mejor calidad de vida del mundo para conocerlo y entender en dónde radicaba su alto nivel de desarrollo. Se trataba de Dinamarca.

Desde antes que bajara del avión el impacto fue brutal. En el aire, mientras su aeronave aterrizaba, pudo ver una especie de molinos de viento generando electricidad. En su primer viaje en el sistema de transporte metro observó cómo la gente pagaba su boleto con un teléfono celular. Fue al supermercado y se encontró con cajeros robóticos. Tomó una bicicleta para movilizarse y se percato que había tres carriles: uno para bicicletas, otro para autos y uno más para personas con alguna discapacidad.

Durante tres meses acudió puntualmente a las 7:00 de la mañana a una de las bibliotecas más cercanas de donde se hospedaba para preguntarse, en ese contexto ‘futurista’ para una persona que sabía que nada de eso tenía lugar en América Latina, cuál sería su propósito de vida, a partir de lo que estaba viviendo. La respuesta fue: innovación.

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Con una respuesta clara tomó un avión de regreso ‘al pasado’ -ella dice que fue como regresar 30 años el tiempo-, e inició en Chile una maestría en innovación, para posteriormente trasladarse en 2010 a Singularity University, en Estados Unidos, donde dicen preparar a los líderes del futuro. En su estancia en ese país, aprovechó para relacionarse con el ecosistema emprendedor de Silicon Valley.

Aún recuerda como en su país natal nadie le creía cuando les compartía de lo que se conversaba en Singularity University en ese momento, como la desaparición de cierto tipo de empresas e industrias tradicionales. Eran años en los que el boom de firmas como Amazon, Uber e Airbnb no tenía lugar todavía.

Hacia 2012 los cambios en diferentes sectores se fueron evidenciando y las ideas de Bárbara fueron tomando fuerza. Ese año creó una empresa para asesorar a compañías en la generación de modelos de negocios disruptivos y, posteriormente, una organización que se convirtió en la primera academia de innovación que integra talento femenino en la era digital en América Latina. También obtuvo la representación de Singularity University para Chile y algunas ciudades del mundo.

Cabe señalar que la academia para mujeres inició como una competencia de innovación hasta derivar en lo que es hoy, un espacio de desarrollo y creatividad donde durante 50 horas se entrenan a profesionales y startup para desarrollar una idea por medio de diferentes metodologías, algunas de producto, otras de atracción de clientes, algunas más de generación de networking y también de prototipos, por ejemplo.

La red de mujeres que se ha logrado consolidar desde entonces ya suma a más de 800. El rango de edad va de los 25 a los 60 años. Pero no son cualquier tipo de mujer; mucho menos el promedio de las que encontramos en una empresa común. Son mujeres que piensan “fuera de la caja”, que “no embonan con el sistema”, que ven cosas distintas y las ven de manera diferente. Algo común entre ellas es que son muy solitarias porque regularmente los entornos intelectuales en los que conviven así son. Por lo tanto, “no necesariamente los demás las comprenden”.

Otra cosa: no son mujeres necesariamente vinculadas a ingenierías. También forman parte de esta red mujeres de ciencias sociales, diseño, arquitectura, artes, economía y otras áreas más que rompen con los comportamientos habituales para vincularse a lo digital y tecnológico.

Entre las alumnas se cuenta una vicepresidenta mundial de Cabify, pero también altas ejecutivas del banco Santander, Siemens y otras compañías globales. “No fuimos gestoras de la Revolución Industrial, nos subimos tarde y por eso no somos parte de los directorios de empresas, pero mientras generemos una masa crítica de mujeres que se incorporen a la transformación digital, sin lugar a dudas vamos a impulsar las revoluciones tecnológicas del futuro en América Latina”, asegura tajantemente Bárbara Silva, quien entre sus últimas acciones está el generar una beca para que más mujeres lationamericanas puedan ir, como ella lo hizo, a capacitarse a Singularity University.

 

 

 

 

 

Fuente: Forbes Mexico.