La Comisión Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebran hoy en Bruselas la primera Cumbre Global sobre las Vacunas con la que ambapretenden “frenar el avance de enfermedades infecciosas como el sarampión” favorecido por los movimientos antivacunas y la propagación de las fake news a través de las redes sociales.

El sarampión, una enfermedad vírica fácilmente prevenible con dos dosis de vacuna, causó entre enero de 2016 y el pasado mes de marzo 84 muertes en los 31 países que forman el Espacio Económico Europeo (los 28 de la UE más Noruega, Islandia y Liechtenstein), una cifra muy superior a las 60 vidas que se cobró en los 16 años anteriores.

“Es inexcusable que en un mundo tan desarrollado mueran niños por enfermedades que hace tiempo que deberían haber sido erradicadas”, ha afirmado el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. Con su paso adelante, el Ejecutivo europeo asume el liderazgo político en la lucha para revertir la caída de las coberturas vacunales registrada en los últimos años. “Lo peor es que tenemos las herramientas en nuestras manos y no estamos logrando buenos resultados”, ha añadido Juncker en relación con las vacunas.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha querido poner en evidencia la paradoja de que mientras en los países menos desarrollados millones de niños no tienen acceso a las vacunas que necesitan, en Europa y Estados Unidos son las noticias falsas y los miedos infundados los que impiden su inmunización. “Estamos en un cambio de tendencia crítico. El sarampión ha vuelto y uno de cada 10 niños no recibe las vacunas esenciales”, ha lamentado Adhanom.

La lucha contra las fake news, “tan peligrosas como las enfermedades que ayudan a propagar” según la OMS, ocupa un lugar central en la agenda de este jueves, con la presencia entre los ponentes de directivos de redes sociales —Jason Hirsch, de Facebook— y buscadores de Internet —Maud Sacquet, de Mozilla—.

Para el comisario de Salud de la Unión, el lituano Vytenis Andriukaitis, “las noticias falsas, las medias verdades y los mensajes para confundir a la población, multiplicados a través de determinados canales, son una amenaza para los ciudadanos a la que debemos hacer frente con nuevas y precisas estrategias”.

Los malos datos se han acumulado en el último lustro en la UE hasta formar una auténtica avalancha. La OMS alertó hace dos semanas de que los 53 países de su oficina europea (incluídas las exrespúblicas sociéticas) habían registrado casi 90.000 casos de sarampión en el primer semestre del año, más que en todo 2018. De ellos, más de 10.000 fueron en los Estados miembros de la UE, con Francia e Italia a la cabeza.

De los siete países del mundo que en los últimos tres años han perdido el estatus de “país libre de sarampión”, según el sistema de vigilancia de la OMS, cuatro son europeos (Reino Unido, República Checa, Grecia y Albania). Y los recientes datos del Eurobarómetro de abril han encendido todas las alarmas en Bruselas. “Casi la mitad de los europeos, un 48%, cree que las vacunas pueden producir efectos secundarios graves, el 38% piensa que pueden causar la enfermedad contra la que protegen y un 31% opinan que las vacunas debilitan el sistema inmunitario”, resume la documentación entregada durante la cumbre.

El problema de fondo, admiten fuentes de la UE, son las bajas coberturas vacunales, fruto de la mezcla explosiva que han formado los movimientos antivacunas, la falta de políticas específicas y, en algunos países, las carencias de los sistemas sanitarios. Cada vez son menos los países que logran que todas sus cohortes —la población nacida en un año— alcancen el 95% de inmunización considerado seguro con dos dosis de la triple vírica, que protege contra el sarampión, la rubeola y las paperas. Si hace una década eran casi una veintena, hoy son menos de la mitad, según estas fuentes.

Incluso en España, un país con buenas coberturas vacunales, donde los brotes de sarampión están siempre relacionados con casos importados y en el que el virus hace años que no circula de forma autóctona, la Sociedad Española de Epidemiología ha avisado de que la segunda dosis de la vacuna no llega al 95% de cobertura entre los niños de algunos colectivos, especialmente los más desfavorecidos .

“Es cierto que ha faltado liderazgo político en los últimos años y esta cumbre pretende recuperar el impulso”, admitió ayer en un encuentro previo con los medios de comunicación Andriukaitis. “Ha costado que todos los actores implicados asumieran la gravedad de lo que estaba ocurriendo. El terrorismo, la seguridad… ha habido otros asuntos ocupando los primeros lugares de la agenda. Pero hoy todos comparten que las enfermedades infecciosas también son una seria amenaza para los ciudadanos”, añadió.

La OMS ha situado este año la reticencia a las vacunas –definida como el rechazo o el retraso en aceptar la inmunización propia o de los hijos—como una de las 10 mayores amenazas a la salud global. Los responsables de la agencia de salud de la ONU y de la UE buscan ahora las fórmulas que permitan superar estas reticencias ante el temor a que el rechazo a las vacunas se extienda cada vez entre más grupos de población y a otras inmunizaciones que hasta ahora no han visto tan cuestionada su seguridad y efectividad.

Las autoridades han querido dar la máxima trascendencia a la cumbre, como demuestra la presencia esta mañana de la reina Matilde de Bélgica en la apertura de las sesiones de trabajo. Entre los asistentes que tomarán la palabra también figuran el joven estadounidense Ethan Lindenberger –convertido en un icono tras rebelarse contra su madre antivacunas e inmunizarse al cumplir los 18 años—; figuras científicas de referencia como el director del Instituto Pasteur de Francia, el británico Stewart Cole; y hasta 400 personalidades del mundo médico, académico y responsables de las principales organizaciones internacionales implicadas.