China ha confirmado la tarde del miércoles que Simon Cheng, empleado del Consulado británico en Hong Kong desaparecido desde el pasado 8 de agosto, se encuentra detenido por sus fuerzas de seguridad, tal y como había informado un portal de noticias hongkonés. Así lo ha corroborado Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, en una rueda de prensa en Pekín. Tanto su localización como los cargos que se le imputan siguen sin conocerse. El estallido de este caso, que salió a la luz el martes, se enmarca en la mayor crisis de la historia moderna de Hong Kong, desatada por el rechazo popular a una ley de extradición que permitiría que los ciudadanos de la antigua colonia británica fueran juzgados en suelo continental.

“La policía de Shenzhen [ciudad china al otro lado de la frontera] ordenó 15 días de detención administrativa por violar regulaciones de gestión de seguridad pública”, ha informado este miércoles Geng. La detención administrativa permite a las autoridades chinas retener a cualquier persona por un plazo de 15 días, sin necesidad de presentar cargos ni ofrecer ningún tipo de información al respecto. Esta figura legal ha sido muy criticada por organizaciones internacionales proderechos humanos, ya que durante la custodia la actuación policial no está sometida a límites reglamentarios y los abusos son habituales. También puede suceder, como ocurrió con el famoso caso de los cinco libreros en 2016, que los detenidos “desaparezcan”.

“Hemos criticado vehementemente los comentarios y acciones del Gobierno británico sobre la situación en Hong Kong”, agregó el portavoz. “Hemos pedido que dejen de hacer declaraciones irresponsables sobre los asuntos de la región administrativa especial, y también que dejen de intervenir en cuestiones internas chinas”. De este modo ha respondido a las palabras emitidas el martes en un comunicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, con las que expresaban su “extrema preocupación por las informaciones de que uno de los miembros de nuestro equipo ha sido detenido”.

Simon Cheng, de 27 años y nacionalidad hongkonesa, trabaja en el departamento de comercio e inversiones del Consulado británico en la antigua colonia y, por motivos profesionales, realiza frecuentes viajes a la China continental. Hace 13 días regresaba de Shenzhen cuando fue detenido antes de cruzar a Hong Kong y desde entonces no se ha sabido nada más de él. El último mensaje que envió a su novia decía: “Voy a pasar la frontera… Reza por mí”. Las medidas de seguridad entre el territorio y el continente se han recrudecido en los últimos días a causa de las protestas prodemocracia que sacuden la ciudad desde hace tres meses. Varias personas han declarado que sus móviles han sido registrados en busca de fotografías de las protestas. La pareja de Cheng declaró el martes que él no había participado en ninguna de las movilizaciones ni había expresado su apoyo en público o a través de las redes sociales. Durante la tarde del miércoles se ha celebrado una concentración en su defensa frente al Consulado británico.

“Quiero remarcar que esta persona es un ciudadano de Hong Kong, no un ciudadano británico, y es chino”, ha zanjado Geng, remarcando que su arresto es “por entero una cuestión interna de China”. El pasaporte de Cheng, educado en Londres, le reconoce como “ciudadano británico de ultramar”, lo que le permite ejercer puestos de representación consular pero, a diferencia de un ciudadano ordinario, no trabajar ni residir de manera permanente en suelo británico. Este estatus legal, que el Reino Unido creó en 1983 para los habitantes de sus antiguas colonias, no es reconocido por China.