El kirchnerista Alberto Fernández anunció este lunes un plan para combatir el hambre en Argentina al que invitó a sumarse a distintos sectores cuando restan pocos días para las elecciones presidenciales del 27 de octubre en las que se perfila como el candidato favorito.

“Olvidemos toda diferencia, juntémonos para terminar de una vez con el hambre; no me importa lo que piensan, de dónde vienen, no podemos vivir en paz con semejante flagelo”, dijo Fernández en un acto en el que participaron sindicalistas, empresarios, religiosos y dirigentes de organizaciones sociales y derechos humanos.

El candidato presidencial presentó su plan, que aspira a convertirse en una política de Estado, a pocos días de la difusión de cifras oficiales que señalan que la pobreza se profundizó en Argentina y afecta a más de 35 por ciento de la población en un contexto de mayor recesión e inflación.

Fernández, quien es acompañado en la fórmula electoral por la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), apuntó que el hambre es la primera razón de la pobreza porque un chico que no recibe la alimentación adecuada no puede formarse y competir en la sociedad del conocimiento.

Argentina está entre los principales productores de alimentos del mundo, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero después de Venezuela es la nación con mayor inflación de América Latina.

El encarecimiento de los alimentos afecta directamente a los sectores más vulnerables. En los primero ocho meses del año, el alza de los alimentos fue de 33.3 por ciento, según los últimos datos disponibles. Los pronósticos señalan en tanto que la inflación en general será mayor al 50 por ciento este año.

“Si soy electo me voy a poner al frente de la campaña contra el hambre. Si no fuera así, quiero que todos quedemos condicionados a resolver el problema”, comentó Fernández en el acto celebrado en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.

El candidato, que se desempeñó como jefe de Gabinete de Fernández de Kirchner, acotó que una de las iniciativas es “reperfilar los precios de la canasta básica” de alimentos al afirmar que hay que frenar las subas porque “no es posible que en el país de trigo el pan no deje de subir”.

El plan apunta a asegurar “la primera política de Estado en el siglo XXI” y contempla la creación del Consejo Federal Argentina contra el Hambre que dependa del gobierno y un observatorio que elabore políticas y haga un seguimiento sobre la efectividad de las medidas. También la convocatoria a todos los sectores de la sociedad civil para que envíen propuestas.

El programa incluye una canasta básica de alimentos accesible, el fortalecimiento de las cadenas de producción de la economía local y popular para que sus productos lleguen a precios más asequibles para los sectores empobrecidos, la creación de una tarjeta de alimentos para hacer un seguimiento de la calidad nutricional de las familias y la implementación de un esquema de infraestructura para que alimentos tan básicos como el agua estén garantizados.

Al principio de su mandato en 2015, el presidente Mauricio Macri prometió erradicar la pobreza y pidió que su gestión sea evaluada teniendo en cuenta ese objetivo, pero semanas atrás el oficialismo y la oposición aprobaron en el Congreso la prórroga de la emergencia alimentaria hasta fines de 2022 aumentando las partidas de alimentos para comedores comunitarios a donde acude un mayor número de familias que se saltean alguna comida al día.

El deterioro de los índices económicos y sociales disminuyeron las posibilidades de Macri de aspirar a una reelección y al mismo tiempo suponen un gran reto para Fernández, que contará con escasos recursos en una economía recesiva y con un mayor endeudamiento.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos informó que entre enero y junio de 2019 el 35.4 por ciento de la población se ubicó debajo de la línea de la pobreza respecto al 27.3 por ciento del mismo periodo del año pasado.

Unos diez millones de argentinos son pobres, de los cuales 7.7 por ciento son indigentes, es decir, sus ingresos no son suficientes para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas.

Fuente: El financiero.