Restos del cañonero Tampico, protagonista de una contienda naval ocurrida en Topolobampo, Sinaloa, entre marzo y junio de 1914, en el marco de la Revolución Mexicana, fueron hallados por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Secretaría de Marina (Semar).

A través de un comunicado, se dio a conocer que, producto de dos recientes temporadas de campo, especialistas de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH y personal de la Semar localizaron “una tumba de guerra que permitirá conocer más acerca un importante combate naval de México, y sobre la historia del legendario comandante del Tampico, capitán de Navío, Hilario Rodríguez Malpica”.

Roberto Junco, titular de la SAS, informó que, en la primera temporada, del 30 de marzo al 2 de abril de este año a bordo del buque Río Tecolutla de la Semar, se obtuvieron, mediante una sonda multihaz, imágenes tridimensionales del fondo marino que revelaron la presencia de una ‘anomalía’, la cual parecía corresponder con las dimensiones del cañonero revolucionario: 60 metros de eslora por 10 de manga. En la segunda etapa, del 8 al 12 de septiembre con apoyo de una nave interceptora y un magnetómetro, los arqueólogos emprendieron un par de inmersiones a 40 metros que confirmaron la identidad del Tampico.

En este primer registro visual, hecho 105 años después del último avistamiento del Tampico, se constató que éste tiene un deterioro considerable, por lo que habrá más inmersiones y se obtendrán modelos 3D que ayuden a su monitoreo.

 

 

EN COMBATE

El Tampico y su verdugo, el cañonero Guerrero, fueron construidos —el primero en Nueva Jersey y el segundo en Liverpool— dentro de un proyecto de Bernardo Reyes, ministro de Guerra y Marina de Porfirio Díaz.

En 1913, cuando Victoriano Huerta ascendió al poder tras deponer a Francisco I. Madero, gran parte de las fuerzas federales permanecieron fieles a él por ordenanza, lo que incluyó a la flota de cañoneros.

No obstante, el 22 de febrero de 1914, el primer teniente del Tampico, Hilario Rodríguez Malpica —con 25 años a esa fecha—, se rebeló en Guaymas y, junto con otros oficiales, tomó preso al capitán del navío, Manuel Castellanos. Más tarde, tras liberar a quienes no aceptaron el apoyo que aquello daba al Constitucionalismo, el nuevo capitán se dirigió a Topolobampo, puerto que controlaban las tropas de Venustiano Carranza.

El 3 de marzo, el Guerrero inició un bloqueo al puerto sinaloense y, un día después, junto con el cañonero Morelos abrió fuego sobre el Tampico. El 16 de junio de 1914 fue la batalla final.

Luego del incendio del Tampico, y a en botes salvavidas, los hombres intentaron llegar a tierra, pero fueron interceptados por el Guerrero. Fue en esa situación extrema que Rodríguez Malpica tomó su pistola, la llevó a su boca y jaló del gatillo.

Fuente: excelsior.