NO SE NECESITA UNA ENCUESTA PARA SABER QUE LA INMENSA MAYORÍA DE LOS MEXICANOS QUIERE O HASTA ANHELA QUE DONALD TRUMP DEJE LA presidencia de Estados Unidos, sin importar si es a través del proceso de revocación de mandato o impeachment, o porque pierda las elecciones dentro de un año.

Pero, contra lo que se pudiera pensar, su salida no despejaría el camino hacia una mejor relación entre México y Estados Unidos.

“Un relevo en la presidencia por parte de un candidato demócrata no implica un escenario más sencillo”, señala Iliana Santibáñez, catedrática del Tec de Monterrey y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. “Los demócratas siempre han tenido un discurso amable respecto de México, pero no han impulsado políticas que, de hecho, representen beneficios. Los republicanos han tenido más apertura para negociar”.

En efecto, durante el gobierno del demócrata Barack Obama, las deportaciones fueron históricas, con un máxi- mo de 409,000 personas en 2012, dice Santibáñez. Y, si bien el TLCAN se aprobó en 1994 por la administración del demócrata Bill Clinton, la negociación fue hecha, en su mayoría, con el gobierno del republicano George Bush padre.

Hoy, el T-MEC, que interesa sobremanera a México, está en el limbo debido a que no ha sido ratificado por el Congreso estadounidense, de mayoría demócrata, y la indefinición podría prolongarse hasta pasadas las elecciones de noviembre de 2020. “Para México, el tema de comercio será siempre muy difícil porque tiene acceso a uno de los mercados más importantes del mundo”, dice Mark Aspinwall, profesor investigador titular de la División de Estudios Internacionales del CIDE.

En materia de migración, la perspectiva es similar. Si bien, México tuvo que ceder ante las amenazas comerciales de Trump y aumentar la vigilancia en la frontera, el reforzamiento de la seguridad en el sur del país se vislumbra como un reto de largo plazo, señala Aspinwall.

“Con o sin Trump, México deberá proteger más la frontera sur. Ningún país puede mantener una política ilimitada de puertas abiertas, y menos si es una nación de tránsito”.

Es verdad que Donald Trump ha desarrollado una habilidad peligrosa para poner nerviosos a los mercados con un tuit, pero sus exageraciones han logrado que inversionistas y analistas aprendan a no tomárselo todo tan en serio.

Trump ha generado una incertidumbre “atípica” en cuanto a la volatilidad del tipo de cambio y las acciones de las empresas en México que están más expuestas al comercio con Esta- dos Unidos; sin embargo, con el paso del tiempo, los mercados también han asimilado los alcances de su discurso, dice Gilberto Romero, director de Mercados de VePorMás.

“Hoy, un tuit del presidente no tiene la misma influencia. Creemos que la agresividad del mandatario seguirá generando reacciones en el mercado, pero no en la misma intensidad”, afirma.

Pero, lo que más podría decepcionar a quienes esperan el fin de la era Trump, es que lo sustituya alguien muy similar a él, una posibilidad que no habría que descartar.

“El discurso nacionalista está ocupando posiciones en todo el mundo; basta ver a Brasil, Italia, Rusia o Francia: aunque no son políticos que coincidan, son presidentes nacionalistas con discursos que dividen a la sociedad, nuestro propio presidente [Andrés Manuel López Obrador] también tiene una visión evangelista sobre la soberanía nacional. No sería extraño que el próximo mandatario [de Estados Unidos] también fuera una figura controversial”, señala Santibáñez.

 

 

 

 

 

Fuente: Forbes Mexico.