Inversionistas extranjeros salieron del mercado mexicano de renta fija en la primera quincena de agosto.

De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), luego de anunciar su decisión de política monetaria de recortar su tasa de interés de 8.25 a 8%, el porcentaje de inversionistas internacionales bajó de 29.37 a 28.91%, una merma de 16,405 millones de pesos.

Carlos Ponce, socio fundador de SNX Consultores, dijo que si bien la baja en la tasa pudo ser un factor que incidió en la salida de flujos de renta fija, no fue el único, pues durante dicho lapso se dio a conocer el dato del PIB al segundo trimestre del año, que arrojó un crecimiento de 0.1%; posteriormente fue revisado a la baja con un estancamiento económico.

En el acumulado, el monto en instrumentos gubernamentales totalizó en 7 billones 244,477 millones de pesos, cantidad que durante la primera quincena de agosto subió 0.77 por ciento.

El especialista mencionó que la salida de dichos inversionistas no necesariamente se mudó a renta variable, ya que el volumen que ha mostrado la Bolsa Mexicana de Valores no muestra dicho efecto.

“En la última semana la BMV tuvo una recuperación, su valuación es baja, pero no es un catalizador. Éste podría ser una mayor baja en la tasa o un estímulo con mayor inversión”, explicó.

En el mismo lapso del 2018, la inversión en renta fija subió 0.22%, a 6 billones 716,412 millones de pesos, de los cuales 31.90% se encontraba en manos de extranjeros. En dicho periodo, la tasa de interés era del 7.75 por ciento.

Ponce dijo que la tasa de interés continúa siendo atractiva comparándola con otros países. Además, destacó que con el recorte que realizó la Fed el spread entre ambas economías continúa siendo el mismo de 575 puntos base.

Mencionó que un catalizador para que el dato de inversionistas incremente es incentivar la confianza de éstos, y aunque el gobierno de México llegó a un acuerdo en disputas sobre los contratos de transporte de gas entre distintas empresas y la estatal eléctrica CFE, es buena señal, no es absoluta.

Fuente: El economista.