Christopher Landau, confirmado por el Senado de Estados Unidos como nuevo embajador en México, es un reconocido abogado, hijo de un austriaco que para huir de los nazis se refugió en Colombia y después en la Unión Americana.

Landau nació en Madrid cuando su padre George Walter Landau –ya fallecido- era funcionario en la embajada estadounidense en España. Posteriormente fue ascendido y representó a su país en Paraguay, Chile y Venezuela, lo que dio oportunidad a Christopher de hablar un fluido español.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nominó a Landau en marzo y el Senado de ese país lo ratificó por unanimidad el jueves 1 de agosto. El gobierno mexicano también le dio su beneplácito.

Landau, sin experiencia como diplomático, suplirá a Roberta Jacobson, considerada una de las diplomáticas estadunidenses más experimentadas en el hemisferio, quien renunció al cargo en mayo de 2018 y se quejó del estilo caótico de toma de decisiones de Donald Trump.

Jacobson dijo que el presidente estadunidense “ha socavado la diplomacia y los intereses nacionales de Estados Unidos en todo el mundo”.

En sus comparecencias ante el Senado de su país, Landau destacó que su carrera como abogado le brindó un “profundo respeto por el imperio de la ley, por la importancia de resolver disputas de una manera civil, y por la dignidad del individuo”, pasiones que, aseguró, aplicará en su nuevo encargo.

Señaló que su labor como embajador se enfocará en “asegurar el imperio de ley en la frontera” de manera conjunta con México, además del tema del combate al narcotráfico y la relación económica bilateral, incluida la concreción del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.

En mayo pasado durante su audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el diplomático señaló que “no puedo pensar en un honor o privilegio más grande que la gran oportunidad de representar a nuestro país en México, y continuar con la misión de mi familia de tener puentes entre Estados Unidos y Latinoamérica. Crecí en la región y hablo español con fluidez.

“Me enfoqué en estudios latinoamericanos antes de graduarme, con plena intención de unirme al Servicio Exterior”, dijo.

Landau relató, en esa misma tribuna, la experiencia de inmigración familiar que llevó a su padre a huir de Austria a Colombia poco antes de la ocupación nazi, y subrayó la importancia del cobijo que Estados Unidos brindó a sus padres y la oportunidad de dejarlos llegar tan lejos.

El representante del gobierno de Donald Trump en el país se graduó de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard y en la misma institución obtuvo su Doctorado en Jurisprudencia.

Fue alumno de excelencia: en el segundo año de la carrera recibió el premio Sears por el mejor promedio, se certificó en Estudios Latinoamericanos y premiaron su tesis doctoral sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en la década de 1940.

En su ámbito, Landau es conocido como “el abogado de abogados”, de acuerdo con la firma Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, bufete jurídico del que es parte el recién electo embajador.

Como litigante constitucionalista y de apelaciones, Landau, de 55 años de edad, litigó por 20 años en los ámbitos nacional e internacional y representó casos ante la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.

También fungió como asistente legal de Antonin Scalia y Clarence Thomas, dos de los jueces federales más conservadores de la Suprema Corte de Estados Unidos. El Partido Republicano, en el cual milita Landau, es de ideología conservadora.

Landau fue profesor adjunto de derecho administrativo en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown y, en 2017, fue designado por la Suprema Corte como miembro de la Conferencia Judicial de Asesores sobre Reglas de Apelación para un plazo de tres años.

Fuente: El economista.