El intercambio de información entre EE UU y Europa durante el trienio sangriento del
yihadismo (2015-2018) se multiplicó por 10 y condujo a miles de pistas sobre los canales de
financiación de las células terroristas presentes en el Viejo Continente, según un informe
publicado este lunes por la Comisión Europea.

El documento revisa la aplicación del acuerdo transatlántico que permite a las autoridades
europeas solicitar datos financieros a Washington en relación con investigaciones
antiterroristas. Y concluye que la colaboración transatlántica se tradujo 70.991 pistas.

Unos indicios que ayudaron a las autoridades europeas a identificar redes de apoyo a los
terroristas, detener a personas presuntamente implicadas en la preparación de atentados y
esclarecer y detener a los cómplices de matanzas como las de París (noviembre de 2015),
Bruselas (marzo de 2016) o Barcelona (agosto de 2017)

Entre 2015 y 2018, los ataques terroristas se cobraron más de 350 víctimas en países
europeos durante un período marcado por el ascenso y caída del llamado Estado Islámico.
Las matanzas provocaron una reacción policial y militar sin precedentes recientes, con el
ejército desplegado en algunas de las principales capitales europeas, como París o
Bruselas.
Pero además de la vigilancia tangible, la ofensiva antiterrorista también desencadenó una
actividad de rastreo de canales financieros y de cooperación con EE UU que alcanzó su
récord histórico a finales de 2018.

El informe de la Comisión subraya que la información facilitada por el Tesoro
estadounidense “se ha convertido en un instrumento cada vez más importante con el
aumento de los ataques terroristas desde 2015”.

El flujo de datos procede del Programa de seguimiento de la Financiación del Terrorismo (TFTP, en sus siglas en inglés) que el departamento del Tesoro estadounidense puso en marcha tras los atentados del 11-S de 2001.

El plan obliga a SWIFT, el operador mundial de
telecomunicaciones financieras, a conservar datos sobre las transacciones ejecutadas y
facilitarlos a las autoridades en caso de una investigación antiterrorista.

La utilidad del programa a efectos europeos languidecía desde que en 2009 se separaron
los servidores de SWIFT y la UE supeditó la colaboración con Washington a un acuerdo
sobre el respeto a la privacidad en la gestión de los datos almacenados.

El acuerdo entre ambas partes entró en vigor el 1 de enero de 2010. Pero el 95% de las
pistas obtenidas por Europa desde entonces gracias al TFTP se han generado desde enero
de 2015, “cuando los esfuerzos antiterroristas europeos fueron potenciados tras los
ataques de Charlie Hebdo”, según recoge el informe comunitario.

La matanza en la redacción del semanario satírico francés fue el inicio de una avalancha de
peticiones de información por parte de las autoridades europeas. Entre enero de 2016 y
noviembre de 2018, el período analizado por el quinto informe sobre el acuerdo con EE UU,
el Tesoro recibió 402 solicitudes de datos, más que en todo el período anterior desde 2010.

Las demandas consiguieron 292 informes con un total de 70.991 pistas, según los datos
recabados por la Comisión tras una revisión conjunta con las autoridades
estadounidenses.EE UU, además, transmitió de oficio, sin petición previa, 57 informes con
un total de 11.361 pistas.

Otro centenar de peticiones de rastreo no deparó ningún resultado concreto. Pero Bruselas
subraya que incluso esas búsquedas aparentemente infructuosas pueden resultar útiles
para los investigadores, pues pueden indicar que el presunto terrorista ha dejado de utilizar
los canales financieros habituales y ha buscado vías alternativas.

El volumen de pistas facilitadas multiplica casi por 10 las 8.998 que el Tesoro transmitió
durante el período analizado por el anterior informe (entre marzo de 2014 y diciembre de
2015). Bruselas asegura que la información lograda en los últimos años “ha sido
fundamental para llevar a cabo investigaciones concretas sobre ataques terroristas
realizados en suelo europeo”.

El informe destaca, en concreto, la utilidad de los datos para la investigación de tres de los
ataques cometidos en 2017: el de las Ramblas de Barcelona y Cambrils, el de Estocolmo
(Suecia) y del de Turku (Finlandia).

En el caso de Barcelona, Europol transmitió a Washington en cuestión de horas una
petición de información cursada por España. Y dos horas después de recibir la solicitud, el
Tesoro respondió con 24 pistas. A la mañana siguiente del atentado, España reclamó más
información a través de Europol y Washington facilitó otras 17 pistas en un plazo de cuatro
horas.

El informe de la Comisión asegura que todos esos datos fueron utilizados para la
emisión de seis órdenes de detención contra presuntos implicados en la matanza en
Cataluña.

Los datos de Swift también se utilizaron para investigar y detener a presuntos cómplices de
las matanzas en la sala Bataclan y otros lugares de París en noviembre de 2015. Y para
detener al presunto proveedor de la documentación falsa utilizada por los terroristas
implicados en los atentados en el metro y el aeropuerto de Bruselas unos meses después.Pero la cooperación transatlántica no solo ha servido para la investigación posterior a las masacres.

También ha contribuido, según el informe, a evitar otros atentados.

En Holanda, por ejemplo, fue arrestado un sospechoso de preparar un ataque que disponía de un rifle
AK-47 y una importante carga de munición. El rastreo de los flujos financieros también ha
permitido, según el documento comunitario, desmantelar redes de financiación del
terrorismo presentes en varios países europeos y que obtenían fondos por vías tan
variadas como el contrabando de petróleo libio o el transporte ilegal de emigrantes.

 

 

Fuente:ElPaís